jueves, 17 de diciembre de 2009

ANGELOS,

EXPRESIONES DE ESTUPIDEZ
ARTÍCULO DE: Ciudadanos por la Constitución

Hay algunos días en que uno no puede sustraerse al estupor. Ya he dicho en alguna ocasión que esa es la prueba de que algo de juventud sigue rondando a este escribidor. Prefiero creer eso a que las estupideces son de tal envergadura que sólo los muertos pueden seguir impasibles. Cuestión de hábitos, hay jaujeños que tienen esa costumbre también…

Este pasado fin de semana han coincido dos monumentales estupideces. Seguramente ha habido más, pero no quiero abusar de la Tribuna que mis queridos amigos de “Rebelión Digital” me ceden. Así que me centraré en esas dos. Tengo amigos que no son españoles que repiten la pregunta como un mantra: “¿Qué está pasando en España?”, porque hasta a ellos les llega la estupefacción, y eso que, hoy por hoy, ningún país puede alzar mucho la voz a la vista de determinados elementos que sólo son explicables como la fusta con que Dios flagela a Occidente por sus faltas.

Que deben de ser innumerables en nuestro caso. Sin maquillajes ya tenemos más de cuatro millones de desempleados, dando los primeros pasos hacia el espantoso hito siguiente. Los sindicatos de clase cobrando magras subvenciones del erario y con sus liberados “ociosos”. Convocan una manifestación. Lógico sería que fuera contra la deplorable “política” (es un decir) del malgobierno. Pues no. Arremeten contra los que también sufren las “cornadas” (¡de qué modo!), y no contra el malgobierno, que ahí se las den todas. En el colmo del esperpento no sumaron ni el total de esos liberados, ni trayéndolos en tren, ni pagándoles “dietas”; es lo que tiene el sábado, que cuando no se “trabaja” el resto de la semana pues que no apetece. Supongo que los inversores extranjeros habrán tomado nota de lo que pasa en jauja: si arriesgas tu capital puedes perderlo, aquí además te dicen que “no te aproveches” cuando los únicos que se están aprovechando de ese interminable río de oro a costa del contribuyente, son ellos, los sindicalistas “de clase”, entre otros. Negocio redondo: el malgobierno les tapa la boca con un dinero, público, que debería emplearse en fomentar la generación de empleo y no en alimentar estómagos agradecidos que viven del cuento. Y muy bien, por cierto. Esto es jauja.

Estamos finalizando Adviento. Muy cerca ya de la Navidad. Pero los siniestros viven en permanente carnaval. El domingo tuvo lugar una mascarada, me niego a llamar “referendos” a lo que no es más que una bufonada para que Cataluña siga “despertando”. Así dijo, sin sentido del ridículo, cierto sujeto que utiliza un club de fútbol, muy español mal que le pese, como plataforma política para sus ambiciones personales. Evidentemente, se han estrellado (miren, como su “estrelada”) con la realidad: Cataluña es tan española como la rojigualda y España no se puede entender sin Cataluña, como no se podría entender un cuerpo completo sin cada una de las partes que lo componen. El ciudadano catalán y, por ende, español, tiene muy claro que su condición regional es inseparable de la nacional, y luciría con orgullo todos sus símbolos (porque son suyos también) si tuviera la seguridad de que no le fueran a señalar, a insultar o a agredir, como parece que se está poniendo de moda entre los siniestros. Ya que no tienen posibilidad de refutar lo que afirmamos, se pasan a la patada por la espalda, que son muy valientes ellos y se reparten entre los que “marcan” un objetivo y los que le dan los golpes. Lo hacen porque son unos cobardes y saben que les va a salir gratis, con medios de manipulación que cómplicemente no harán mención del suceso y un malgobierno pendiente de que siga siendo así. Esto es jauja.

“Esto es jauja”, les digo a mis amigos. Y siguen atónitos, entre el escepticismo y la hilaridad, pero, por lo menos, no vuelven a referirse a “España” asociándolo a estas y otras muchas expresiones de estupidez colectiva. Es un nombre que, hasta ellos que son foráneos, respetamos demasiado como para llegar a relacionarlo con este lodazal en el que han convertido a nuestra Nación.

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