miércoles, 20 de mayo de 2009

ANGELOS,

ARTÍCULO DE: Ciudadanos por la Constitución


Lo hacen desde que la siniestra tiene conciencia de sí misma. “Conciencia revolucionaria”, se entiende, porque de la otra no tienen. Y se jactan de ello. Durante la revolución francesa, los encargados de enviar a la guillotina a todo aquel que no estornudase de forma revolucionaria, se denominaban “comité de salud pública” (a esta gentecita siempre le ha tirado lo de los “comités”). Es que la “salud pública” les ha preocupado como algo propio, porque de su funcionamiento atroz, e intensivo, dependía su permanencia en el Poder. Mediante el terror, obviamente, que es muy democrático, porque todo el mundo lo puede tener.

Así, esa “salud pública” es la que les mantiene al mando. No importa si esa “salud pública” supone la enfermedad de la Nación y la muerte de muchos de sus ciudadanos, los jacobinos no estaban en esas cuestiones. Porque su “Cuestión” (mayúscula inmerecida pero la dejo como ellos la sienten) es el exterminio de los elementos desafectos a sus propósitos, que hablar de principios sería demasiado sarcástico, incluso para este que escribe.
Comienzan por despojar de todo rastro de humanidad a su enemigo. Que potencialmente puede serlo cualquiera que no tenga “ímpetu revolucionario” suficiente.
Como el enemigo no pertenece al género humano, no hay que titubear a la hora de empujarlo por la posta, porque se hace por la “salud pública”. El método es irrelevante aunque es preferible torturarlo adecuadamente antes (después ya no tiene la misma gracia revolucionaria) para que suelte los nombres de sus compinches “reaccionarios”. Bajo esa presión dirá el Santoral completo. Cuando no sea más que un montón doliente de carne, se le “despacha” o “pasea” (según jerga, también "revolucionaria"), la técnica jacobina o leninista queda a discreción. "Revolucionaria", por supuesto.

Ver la cara del asesinado implica un mínimo de valentía. No mucha si no se puede defender, pero supone un coste personal, porque ese semblante perseguirá a su verdugo durante toda su vida. Y si no, con certeza, volverá a verle cuando pase a la Otra Orilla, allá donde todas las cuentas se saldan. Sí, la angustia del condenado, de la víctima, no es fácilmente soportable a sangre fría. Ni siquiera en las películas, donde los soldados “malos” suelen llevar oculto el rostro. Eisenstein, maestro utilizado para la propaganda comunista, conocía esa técnica. Nada es casual. Un enemigo, convenientemente “cosificado”, puede ser masacrado sin un ápice de mala conciencia. O su equivalente progre. Que también es mala. Eso sí, ¿a qué lo saben?... justo, muy "revolucionaria".

Por todo lo anterior, no me sorprende una afirmación tan bestial como esta (http://www.lanacion.es/espana/2009051911040/aido-asegura-que-un-feto-de-13-semanas-no-es-un-ser-humano). No es disculpable por la ignorancia, (que ya es legendaria), tengan presente que cuando un siniestro no piensa lo que dice, es porque dice lo que piensa. Y es muy cómodo también porque a los fetos no se les ve la cara, no se les ve el rictus de dolor, mudo, ciego y sordo, capaz de aterrar a la propia Eternidad, que no se inmuta por casi nada. Según estos elementos, los niños en gestación no son humanos. Además, no podemos verles las facciones. ¿Por qué iban a considerarlos personas con Derechos, como por ejemplo, no sé, quizás el de la Vida?

Derechos que, por cierto, quieren otorgar a los simios... ¿Será porque son más monos?
Por la Refundación de España.

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