domingo, 24 de mayo de 2009

ART. DE UN VILLERO,

DIÁLOGOS SOBRE UNA ALFOMBRA VERDE

ARTÍCULO DE: Agapito de Cruz Franco

El cine ecológico y de la naturaleza ha comenzado un nuevo ciclo en Puerto de la Cruz tras años de hibernación -como dice su Director David Baute- o, mejor, paro biológico. Porque la naturaleza, recuperada, ha vuelto a su sitio en el celuloide, sin la contaminación de la marea del cine de alfombra roja.
Una treintena de títulos todos ecologistas, (www.festivaldecineecologicodecanarias.org) han ido llenando el aire húmedo del Valle de La Orotava. Sus protagonistas, llegados de todo el mundo, han ofrecido su imagen y su palabra en un enmudecido Chimisay, que, frente a los grandes centros comerciales, tiene, como Federico en “Cenizas del cielo” ante las multinacionales de la energía sucia, algo también de “naufragio, con sabor a derrota y a miel”.

El exconvento de Santo Domingo es un entrañable lugar de madera de TEA y salitre. José Antonio Quirós acaba de llegar pero casi sin voz porque la ido dejando por Chicago, Granada, California…promocionando su Asturias quemada, entre las cenizas de una gran central térmica cerca de Oviedo, en Ribera de Riva. Tuve la suerte de ser el primero en abordarle gracias a la extraordinaria organización digital de Verónica Alemán. Nos pusimos a hablar enseguida junto al agua clara de El Chaboco, porque en esto del cine caben muchos recursos:

- “Cenizas del cielo” es una película de personajes con el ecologismo de fondo, las contradicciones de unos y otros frente al progreso, un Valle estupendo donde su protagonista que lleva luchando como un Don Quijote más de 30 años, cree que Kioto va a cerrar la Central Térmica.

- Es genial –le digo- tierna, en la que se palpa el daño de estos monstruos en la población y las estrategias hipócritas de las eléctricas.

- Me gustan los personajes que dan la lata y son cañoneros –continúa Jose Antonio. En este caso la Térmica en vez de cerrarse se amplió. Eso sí, se eliminaron unas chimeneas y se pusieron mejores filtros.

Termina diciéndome que si fuera político duraría cuatro días, porque lo primero que haría sería cerrar todas las térmicas y acabar con el urbanismo predador a base de tirar montones de edificios. Se lo llevan al improvisado plató de Sto Domingo, entre sus más de ocho películas -como aquella de “Pídele cuentas al rey” en la que Antonio Resines caminaba desde el Norte a Madrid a pedir trabajo a la Monarquía-, mientras me cuenta que anda coproduciendo un documental, “Holidays”, con el director de cine canario Víctor Moreno: una historia de la estela que dejó César Manrique a través de los ojos de los turistas.

Sin salir del Puerto de la Cruz, y como si del río de “el agua de la vida” se tratase, la alfombra mágica me lleva a un valle de encinas de Extremadura, pleno de belleza y valores naturales, donde apegado al terruño, vive entre árboles, huertos y animales, Joaquín Araujo. “Nómada del viento” al fin y al cabo, con sus más de nueve frentes profesionales abiertos por todo el mundo entre libros, conferencias, exposiciones, asesoría de gobiernos en medio ambiente o guiones de cine. Sabe mucho de “el hombre y la tierra”, viste de negro y se mantiene más joven que las tortugas de las Islas Galápagos. Serio, pero accesible como nadie:

- Canarias es uno de los mejores ejemplos en el viejo mundo de capacidad de carga a punto de ser rebasada. El mejor modelo de insostenibilidad concentrada que existe en Europa, con un absoluto grado de dependencia. Si la huella ecológica es de 3 veces en España, en Canarias es de 20 o 30. Las Islas deben racionalizar el consumo interior-exterior, bajar el pistón de la construcción, superar la supeditación al turismo, diversificar y generar sintonías con la realidad natural archipiélago.

Me aseguro que la grabadora de Radio Pimienta recoja fielmente la voz verde de este naturalista de excepción, Premio Global 500 de la ONU, dos veces Premio Nacional de Medio Ambiente MMCC y premio de la Academia de TV, además de haber sido nominado a los premios GOYA y al OSCAR de Hollywood con Jacques Perrin:

- En 30 años hemos sentado a la mesa mundial el medio ambiente. Nadie puede esconderse ya del cambio climático, del avance de los desiertos, de la destrucción de las especies. Por eso, hay que aprovechar la crisis para tomar la vía de un nuevo modelo energético, de transporte, de urbanismo. Porque se marea la perdiz hablando de economía verde y no se dice nada de impuestos sobre combustibles fósiles o de los aspectos degradables del entorno. Licencia para mentir en suma.

Roza el cielo, cuando, quien lleva plantados personalmente 22.000 árboles y más de dos millones en proyectos varios, me habla de la ecología profunda:

- El proyecto Gran Simio es una de las pretensiones más complejas e incomprendidas. Me sumo a pensadores que consideran que los límites de la ética no pueden terminar en nuestra especie. Los grandes simios cercanos a nosotros nos hacen entender que el mundo que nos rodea tiene que ser respetado no sólo sentimentalmente, sino también con una ordenación legal, con el código penal, en la Constitución. Hay que ampliar los horizontes de la ética.

Carlos de Hita es amigo suyo y sonríe mientras le oye hablar. De carácter jovial y campechano, ha perseguido con su micrófono todo tipo de animales desde hace 26 años. Este madrileño es uno de los mejores especialistas europeos en grabación de sonidos de la naturaleza. Vive en el Guadarrama, en medio de bosques de pinos. Ha captado los sonidos del Amazonas, del desierto del Sáhara en el Teneré, de China:

- En medio de la naturaleza sientes la soledad. Me dedico a esto para estar solo y salir al campo. Pero cuando empiezo a grabar se siente de todo: paz, miedo, emoción, ansiedad…Hay que saber aburrirse. Es un oficio de paciencia. Las cosas pasan a su ritmo. Tú no pintas nada en la naturaleza. A veces buscas algo y no aparece y luego la naturaleza te da la sorpresa con otras cosas inesperadas. Y cuando los sonidos los traslado a la maquetación, consiguen por sí mismos un inmenso poder de evocación. De repente viajas a ese sitio, transmites las sensaciones al oyente. Es como los olores y la infancia…

- El silencio es lo mas difícil de grabar… –me dice ante mi pregunta.

Luego me intereso por los sonidos de Tenerife, y cuando creí que iba a obtener una respuesta al uso, la ventana de la grabadora apenas da abasto para recoger todos los matices que Carlos de Hita trata de expresar:

- Tenerife está lleno de paisajes sonoros. He grabado el Teide. En él -mientras no explote claro- se escucha el vacío del volcán. Luego a medida que desciendes se oye al pinzón azul. De lleno en la corona forestal al picapinos, cernícalos, palomas… Aquí el viento bufa entre las aristas. Bajas un piso más y aparecen los barrancos, el eco. En ellos la acústica es la misma que la de un auditorio. Sigues bajando y todo se llena de colorines. Hasta que aparece el mar que es el sonido perpetuo.

En esta simbiosis cine-ecología y como si de “l´ecole nomade” se tratara, me topo con Darwin, justo cuando acaba de descubrirse un fósil que parece ser el eslabón que faltaba de “la herencia del viento”. Al poco encuentro al “lince perdido” que no era otro que Sol, nuestro gato, que aunque se fue nos sigue mirando desde las helechas; e incluso Luna, que se ha transformado ahora en orca y a la que hay que salvar. La keniata Wangari Maathai -Premio Nobel de la Paz- y su Movimiento Cinturón Verde, habla de sus raíces con el finlandés Petteri Saario, quien nos muestra, ayudado del documentalista canario Pedro Felipe Acosta, la naturaleza y los 187.800 lagos de Finlandia, “uno de los países con más alto nivel de vida y la encarnación de muchos de los valores de conservación de la naturaleza en armonía con el desarrollo cultural social y económico”. Gira la rueca del tiempo en Karelia, entre los pueblos Venehjärvi al SO de Rusia mientras canta el urogallo y Sulo Lesonen fabrica su ataúd. Hemos llegado al final. Ahora toca: “La era de los estúpidos”, antes de que la alfombra verde desaparezca y dé paso de nuevo a la realidad autónoma canaria… Es sin duda alguna, “la última llamada del planeta Tierra”, una semana después de que Chus Lago nos helara la sangre en las venas con su trineo camino del Polo Sur.

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