viernes, 12 de junio de 2009

RINCÓN POÉTICO,

AQUELLA VIEJA CASONA

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

¡Ay, cómo recuerdo, hermanos,
aquellos ratos vividos
con nuestros padres queridos
aunque parezcan lejanos!

Cuando quiero recordarlos
me traslado a ese pasado
en el sueño ilusionado
de mis noches, para amarlos...

Aquella vieja casona
ya hoy desaparecida,
forma parte de mi vida.
¡Recordarla me emociona!

¡Ay, veo el estanque en la esquina
con la frondosa ñamera
junto a la destiladera.
Y veo aquella amplia cocina...

Cerca el parral de moscatel,
a la par la chayotera
presumiendo de solera,
que alegraba aquel vergel.

En el jardín hoy florecen
las flores que entonces sembré;
con el amor que las cuidé
en mi mente prevalecen.

La casa de mis alegrías,
de los infantiles juegos,
la de los cantos primeros
y las ilusiones mías.

La casa de nuestros padres,
donde ayer, al calor de ellos,
compartimos sueños bellos
y de alegres despertares.

Cercada del gajo verde
y junto a la madreselva,
daban sus flores al alba
con su colorido alegre.

Y al llegar la alborada
de fragancias se inundaba
y la aurora se impregnaba
del perfume que les daba.

Más, cómo recuerdo, hermanos,
en las tardes estivales,
entre dalias y rosales
ver morir lirios tempranos.

Y en los soleados pasillo
con nuestra madre sentados,
vivir los tiempos pasados,
cuando éramos chiquillos.

Aún veo llegar a sus nidos
a las mismas aves de ayer
que con sus trinos me suelen trae
viejos recuerdos vividos.

Esos recuerdos no mueren
ni nuestra vieja casona,
que evocarlos me emocionan,
otras veces me hieren.

Son pensamientos que vienen
ligeros como las brisas,
incólumes y sin prisas,
que en mis sombras se detienen

Hermanos, ¿cómo ha de ser
cuando no logre alcanzarles
y ya no pueda abrazarles?
¿Y cuánto voy a padecer?

Será el más triste ocaso
que jamás haya vivido,
dejar mi jardín florido…
¡No poderles dar otro abrazo!

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