lunes, 6 de julio de 2009

UN PORTUENSE MÁS,

AQUELLAS FIESTAS PATRONALES DEL PUERTO DE LA CRUZ DE LOS AÑOS 50, LO QUE VA DE AYER A HOY.

ARTÍCULO DE: Agustín Armas Hernández

"No es preciso escribir del Puerto. El se basta a si mismo para demostrar lo que es. ¿Porqué es así? ¿Qué tiene el Puerto? Pues eso...algo innato que se adentra en el alma. Un "algo" intangible pero poderoso y arrollador que domina las subconsciencias y atrae, subyuga... j ese es el Puerto! "Con los albores de la primavera, cada año, comienzan a celebrarse, o prepararse para sus inicios las fiestas mayores de aldeas, pueblos y ciudades de toda España. De abril a octubre suelen efectuarse la mayoría de ellas; dependiendo de lo que elija cada corporación municipal u organizadores de las fiestas. Por lo general, las fiestas locales coinciden con el día del Santo patrón. Por ser España de Religión Católica los actos que se programan en las fiestas son en honor de los santos. San Isidro, San Pedro, San Agustín, San Juan, Santa Teresa, etc. son algunos de los Santos más celebrados en España.

Nuestra cosmopolita y políglota ciudad turística, el Puerto de la Cruz, ha elegido, desde años ha, el veraniego mes de julio para realizar sus fiestas patronales. En honor del Señor del gran Poder de Dios y de la Stma. Virgen del Carmen son programadas. Por tal motivo al comenzar dicho mes, a todos los portuenses se nos alegra el alma, acelera el corazón y embulle la sangre de gozo. El decurso inexorable de los días nos ha devuelto el mes de julio. Este como el anterior y los precedentes, como ha quedado constancia en este mismo rotativo "El Día", lo venimos dedicando a recordar los actos que se programaron en las fiestas mayores del Puerto de la Cruz, década de los 50. Y...dije inexorable puesto que en cuestión del transcurrir del tiempo no hay nadie en este mundo que lo pueda detener, aunque muchos así lo quisieran.

Me alegra que llegue el mes de julio, como a la mayoría de los portuenses, porque en dicho mes se celebran las fiestas patronales de nuestra ciudad. No obstante, este año y mes me toca a mí comunicar a Uds., por si no lo sabían todavía, la triste noticia del óbito de nuestro querido y apreciado conciudadano don Diego Palenzuela Pérez, acaecido el 1 de diciembre de 1995. Su fallecimiento causó mucho dolor en el Puerto de la Cruz, tanto a sus familiares como a amigos y conocidos. El acontecimiento lo traemos a estas páginas por ser el finado en la década de los 50, y la siguiente, uno de los eximios escritores que, asiduamente, participaban con sus distinguidas prosas, frecuentemente poéticas, en el programa de las fiestas de julio de aquellos tiempos idos que tanto recordamos y añoramos. A él se debe el encabezamiento de este articulito, que como primicia lo he extraído de uno de sus importantes escritos dedicados al Puerto de la Cruz. El artículo completo por el contenido e importancia que tiene lo traeremos, a estas páginas en propicia ocasión. En esta oportunidad imprimiremos en este espacio el correspondiente al que escribiera don Diego Palenzuela en el programa de las fiestas de julio del año 1956, que es en el que estamos inmersos. Pero, antes veamos en breves pinceladas su biografía.

Nace don Diego Palenzuela Pérez en el Puerto de la Cruz el 6 de enero de 1919. Formaba parte de una familia compuesta de 5 hermanos, aparte de sus progenitores, 3 hembras y 2 varones. Recordemos sus nombres empezando por las féminas y concluyendo con los varones: Dña. Carmen, Dña. Elda, Dña. Rosa, D. Nilo y D. Raque!. Este último fallecido en Venezuela el 1 de enero de 1983. D. Diego Palenzuela desde muy tierna edad sintió gran inclinación por la literatura y la escritura, siendo admirado por profesores y compañeros de clase por practicar una bonita y perfecta caligrafía. De ahí sus conocimientos y soltura para escribir en los periódicos y en los programas de las fiestas. Fueron sus profesores: D. Inocencio Sosa Hernández y Dña. María Pérez Trujillo, ésta última, hermana del ilustre y humanitario galeno don José Pérez Trujillo, que, por cierto, aún no se le ha hecho justo y merecido homenaje en este Puerto de la Cruz; perpetuando su nombre en una de sus calles. Los habitantes de Santa Cruz si que han reconocido su valía, tanto como médico como persona de sentimientos profundos hacia los necesitados y marginados de la fortuna. Un monumento en su memoria se ha levantado en uno de los rincones más bellos de la capital tinerfeña. ¿Para cuándo en el Puerto de la Cruz? Dña. María Pérez Trujillo es también, aunque haya fallecido hace ya algunos años, abuela del destacado miembro del P.S.O.E. y ex alcalde portuense Salvador García Llanos. D. Diego Palenzuela trabajó durante muchos años como administrativo del empaquetado de plátanos Betencourt. Contrae matrimonio el 6 de diciembre de 1950 con Dña. Hermógenes Lorenzo González. De dicho enlace nacieron 3 hijos: Juan Carlos, Diego Jesús y Yanira, de los cuales se sentía muy orgulloso.

Entremos ahora a transcribir íntegramente lo que este admirado y querido personaje portuense, escribiera en el programa de las fiestas patronales del Puerto de la Cruz del año 1956, cuyo título es el siguiente: " Escribiendo de fiestas...", veámoslo: Una vez más, al alterarse la normalidad plácida de nuestro pueblo, por ser agitada por el maremágnum frenético de los días festeros de julio, mis sentimientos de portuense, luchan con mis pobres facultades literarias y desde lo más recóndito de mi alma, brotan gráficamente unos párrafos, que técnicamente, podrán ser la negación plena y absoluta de los cánones tradicionales, pero que, en su esencia, quieren cantar y exaltar el amor más puro a este espacio de tierra canaria, a esta agrupación de seres, que por voluntad divina vieron la luz primera en el regazo de su luminoso caserío y que, día tras otro, paulatinamente, la vida los maltrata o los mima, sufren o ríen, pero siempre dejando tras sí los más nobles ejemplos de caballerosidad, hidalguía y cariño por el lugar que les vio nacer, compendiado en un todo estas dos palabras de nuestro idioma: belleza y humor. Todos estos afanes que me animan, no bastan para lograr mis deseos. Mi pueblo merece más. Mi prosa me parece fría, sin estilo y sin sentimiento, por ser algo que solamente pudiera darme la máxima delicadeza de la poesía y desgraciadamente, mi sensibilidad parece extraña a las musas líricas de un bate. He aquí mi osadía literaria, colaborando una vez más en un programa de nuestras fiestas locales, por mi huero afán del logro de mis propósitos, estimulado siempre al pensar que, con la misma intención y posiblemente con más éxito, me acompañan plumas más selectas, más formadas en este quehacer gratísimo que paralelamente buscamos: la exaltación de nuestro pueblo. El continuo deambular por sus rincones, el haber correteado de niños por sus vericueto s, ha ido creando en nosotros ese sentido apático de no saber apreciar cuantas maravillas concedió la naturaleza a este rincón insular, llegando nuestra indiferencia, hasta extrañar la admiración forastera por todo aquello de que debiéramos orgullecemos y siendo necesario que la vida nos aparte momentáneamente de su ámbito, para, al ver nuevos horizontes y alterar con otros caracteres, llegar a despertar de esta especie de letargo que nos domina e insensibiliza ante lo que Dios creó y nosotros tenemos obligación de cuidar. Y digo que debemos cuidar, porque sabemos hacerlo y no queremos. Un juego de palabras que en síntesis no quiere decir otra cosa que, cuando podríamos aunar esfuerzos y voluntades en beneficio de todos, malgastamos nuestro tesón en mezquinas apetencias personales, en estúpidos "dimes y diretes" que no conducen a otra cosa, que aun ridículo vergonzante, que al pasar de individual a la colectividad, es a ésta a quien más perjudica. Esperemos que la esperanza, simbolizada por el verde de nuestros campos y la pureza, por la albura del oleaje de nuestro océano bravío, lleguen a transformarse en esa armonía anhelada, que es la mejor ofrenda que podríamos hacer al Poder de Dios y la Virgen del Carmen, cuando, a hombros de estos pecadores, pasen por las calles de nuestro pueblo, dándonos la lección muda y simbólica del amor divino, en contraste con la vanidad y egoísmo de que hacemos gala los seres humanos.

Otros importantes escritores intervienen en el programa citado que veremos en el siguiente articulito si Dios quiere.

Les deseo que este artículo, sea del gusto de todos, que sean Uds. muy felices, los veremos en una próxima cita aquí, en este PERIÓDIO DIGITA DEL VALLE "LA VERA PASO A PASO".

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