miércoles, 23 de septiembre de 2009

ANGELOS,

ESPAÑA NO SE HUNDE

ARTÍCULO DE: Ciudadanos por la Constitución

Con el desparpajo que da la suma de ignorancia y maldad, se nos dice que “España no se hunde, basta con salir a la calle para comprobarlo”. Aunque si se sale en algunas zonas, damnificadas por el plan “e” o por la megalomanía de cierto alcalde, se puede pensar que hemos sufrido un movimiento sísmico de gran envergadura. La pista americana se queda pequeña al lado de la colección de zanjas y desniveles en muchas localidades españolas. O jaujeñas.


También decían que “España no se rompe” por la misma graciosa razón. Maldita la gracia, pero cuando ya nada hay que decir, salvo las mentiras de costumbre, se recurre al chiste. Hoy la política jaujeña (antaño española), con representación parlamentaria, es un escenario donde se compite duramente por ver quien dice la parida más sonora. Pero sólo les salen chistes sangrantes, ni siquiera el chispeante y tradicional humor negro hispánico.


Decía Calvo Sotelo, un patriota, que prefería una España “roja antes que rota”. Lo malo es que cuando nuestra Nación se ruboriza, más temprano que tarde asoman los renegados para recordarnos lo mucho que les “debemos” y meternos la zarpa en la cartera, chuleándonos con “su” independencia, ni mucho menos anhelada por muchos españoles de esas regiones. Al final logramos tener una España que es jauja, roja hasta la congestión y rota porque no se la defiende con la verdad para contrarrestar tanta ponzoña antiespañola. Y Calvo Sotelo murió asesinado por los de la revolución, que no está de más recordarlo.


Lo cierto es que España no se hunde. Ya está hundida a conciencia. Entre lo que no se hizo, por provecho o por pereza, en las dos legislaturas de Aznar; y lo que se ha devastado desde el aciago 11 de marzo de 2004, efectivamente se puede decir, al día de hoy, que España es una ficción aceptada por todos, más o menos según la conveniencia de cada cual, para no asumir que estamos en tinieblas. Como el muerto que se niega a admitir su defunción y sigue con sus hábitos para susto y zozobra de sus deudos, sólo que en este baile de vampiros organizado por las distintas administraciones que acosan a ciudadanos y súbditos (para ver quien logra más exacciones), todos están interesados en utilizar el fantasma como pretexto de sus manejos y seguir viviendo del erario.


Lo cierto es que España no se rompe. Ya está fracturada de todas las maneras posibles. En sus regiones y socialmente. Desde la manipulación y la falsedad reiterada, hay una generación larga que siente España como algo tangencial, en el mejor de los casos. En los peores se la contempla como el enemigo, lo que es tan absurdo como si esos felones quisieran amputarse alguna de sus extremidades por no considerarla como propia. Hay una generación larga que sólo siente su Nación para arremolinarse delante de un televisor y contemplar los partidos de la selección, en una modalidad de “patriotismo deportivo” que termina cuando acaba la competición, sin más consecuencias ni mayor compromiso que el lúdico.


Con cinco millones de desempleados y muchísimos más en la cuerda floja de la incertidumbre (no todos tenemos la fortuna de ser funcionarios, liberados sindicales o de trabajar para bancos, e incluso estos últimos pueden acabar en la calle), es una burla lacerante que se diga que las empresas que están desmoronándose son “de cartón piedra”. Entonces es de cartón piedra el país más antiguo de Europa, que es incapaz de soportar este temporal siniestro, que como una maldición, padecemos día tras día. Hay frases que descalifican plenamente a sus autores, y estos que malgobiernan tienen suficientes para colmar toda una enciclopedia dedicada al esperpento.


Hay quienes dicen que lo “peor de lo peor ya ha pasado”. Les aseguro que me gustaría que así fuera porque no me regocijo en absoluto de que estemos metidos en esto. Pero no creo que mejore por la sencilla razón de que el malgobierno sigue a lo suyo y está aprovechando las crisis para acelerar lo “suyo” mientras proliferan los negocios que cuelgan carteles de “compro oro”, que no veía desde hace muchos años, tradicional excepción hecha del centro de Madrid. Y en otros países la diferencia que es su propio patriotismo, ausente en jauja, no les impide cometer errores intervencionistas con cargo a una monstruosa deuda. Puede que veamos el día en que el dinero “real” tenga el mismo crédito que el del “Monopoly”. Les recomiendo este artículo (http://www.libertaddigital.com/opinion/autores-invitados/ensayo-general-para-el-ultimo-
contango-de-oro-50947/), breve, escrito por el profesor Fekete de forma muy descriptiva y amena, no hace falta ser economista para comprenderlo y extraer la conclusión de que lo que hemos penado no es más que un aperitivo si se cumple el pronóstico. Negro y funesto pronóstico.
En tanto, tenemos a uno haciendo chistes sobre terremotos y al otro haciéndolos sobre la “cabeza” que hay que tener cuando “atacas”. Será por eso que no hay una sola manifestación o movilización contra el malgobierno. La moción de censura, aunque sea simplemente para que se retraten sus señorías, ni está ni se le espera.


Jauja es hoy un inmenso chiste. Tan malo que traerá llanto y crujir de dientes.

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