miércoles, 14 de octubre de 2009

ANGELOS,

"COMENTARIO" DE LA APLICACIÓN ESPAÑOLA

ARTÍCULO DE: Ciudadanos por la Constitución

Un pilar del estado

El pasado día doce se celebró la festividad de la Virgen del Pilar. Todavía es la Patrona de la Hispanidad, pero no sabemos por cuanto tiempo, en estos mezquinos días en que algunos se molestan hasta por el lema de “todo por la Patria”. Y se congregaron las personalidades que dirigen ese estado jaujeño, (antaño llamado “España”) para ver desfilar una representación de sus Fuerzas Armadas. Estoy seguro de que muchos de ellos se aburrieron y aprovecharon para ventilar “lo suyo” con otros, los doce de octubre siempre dan mucho juego, entre broncas de vicepresidentes a presidentes del tribunales y sopor mal disimulado de líderes de la colaboración (antaño, como “España”, “oposición”); sin olvidar los abucheos al insigne timonel que nos lleva a pique y que tanto enojan al alcalde que admira a un individuo (“moe boeno”) cuya principal actividad es el insulto, sin ninguna gracia, por cierto.

Estaba yo en estas ideas, parecidas a la presentación de un telefilme americano de hace muchos años, “Enredo” se llamaba (“Soap” en inglés), y hasta recordaba la musiquilla de fondo que acompañaba el resumen; cuando me vino a la memoria una frase de Solzhenitsyn, que decía algo así como que “en nuestro país la mentira es un pilar del estado, además de una categoría moral”. Claro que él se refería a la unión soviética, pero la cita encaja perfectamente en jauja. Así es como tres palabras (“pilar”, “estado” y “mentira”) alumbran un diagnóstico y el “Comentario” de esta semana para mis buenos amigos de “Rebelión Digital”. Curiosos los mecanismos de la asociación de conceptos.

El autor de “Archipiélago Gulag”, encarcelado por el comunismo, sabía de lo que hablaba. Acaso por eso fue maltratado cuando visitó España: su clase política ya apuntaba maneras y unos por simpatía hacia el totalitarismo (juan benet, por ejemplo) y otros por su maricomplejinismo bobalicón y claudicante; cooperaron para hacer “inolvidable” la estancia del premio Nobel de Literatura (cuando eso significaba algo) en nuestro país. Es muy recomendable su testimonio de aquellos días donde comparaba, para ilustrar, las diferencias más llamativas entre la dictadura de Franco y la de los soviets. Como las comparaciones son odiosas dejo el enlace (http://www.elmundo.es/2002/09/06/cultura/1222847.html) donde las bondades de la dictadura del proletariado brillan por su ausencia.

Volviendo a la cuestión que abordo hoy, las mentiras son las que sostienen el estado. Incluso cabe hablar de un estado “virtual” dentro del estado, que le fagocita y maneja como un demonio a su poseso. Y funcionarios que se ponen a su servicio, de buen grado, dejando a un lado su fidelidad a la sociedad que le paga su sueldo. Sólo de esta forma se puede comprender que se graben conversaciones a según qué imputados y se filtren a los medios que ya sabemos, mientras que esa práctica no se lleva a cabo con, por ejemplo, terroristas de la serpiente. Claro que estos son “intocables”, hasta se les telefonea para que puedan eludir la acción policial porque lo que mande el “partido” y sus conveniencias está por encima del interés general de los españoles.

La mentira es un pilar del estado porque toda la situación que vivimos está sólidamente asentada sobre ella. La Constitución de la Concordia ya no existe, en algunas regiones de España quedó inédita, como su espectral “derecho a la vivienda” y el etéreo “derecho al trabajo”. La mentira reiterada de los traidores, que utilizan Cataluña como rehén para hacer otro tanto con España y que se consagre su derecho de pernada, más importante que la libertad de los ciudadanos para hablar y rotular en la lengua que les plazca. Se miente sobre la situación económica, sobre las otras crisis nacionales como el drama de la enseñanza, entre otras; sobre el Derecho a la Vida que es preponderante frente a cualquier otro; sobre la guerra de Afganistán de la que se “desinforma” a conciencia, como bien sabemos los que hemos estado en el ejército; se miente sobre cualquier asunto, da igual porque todo le sale gratis a la siniestra que nos malgobierna: la opinión pública no le pasa factura por nada. Y ellos lo saben.

Con lo terrible que es todo lo mencionado, hay algo que es definitivamente esclarecedor: Seguimos sin saber quien planeó y perpetró los atentados del 11 de marzo de 2004. El objetivo está claro, no tenemos más que mirar a nuestro alrededor. Los beneficiados, también: no tenemos más que mirar quiénes van en coche oficial.

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