lunes, 26 de octubre de 2009

RANILLERO,

CUANDO UN LUGAR DESAPARECE...

ARTÍCULO DE: Víctor Manuel Cabo García


En el último año he visto desaparecer personas, momentos y lugares. Es curioso observar como se quedan tantas cosas en los rincones de un determinado sitio. Tras muchos años de trabajo y dedicación continuada por parte de mi familia al Restaurante que regentábamos, vemos impulsivos como la historia y el tiempo se revela en contra de los deseos...
Más de treinta y cinco años haciendo lo mejor que sabíamos hacer, sonreír y tratar con la más exquisita elegancia a todos y cada uno de nuestros clientes, que en muchos casos se habían convertido en nuestra familia... Ni que decir tiene que todos éramos sabedores de la vida del otro, pues aquella barra con mas de cincuenta años de vejez, había absorbido, no solo las impurezas del alcohol, las cenizas del tabaco viejo y los típicos golpes de alegría o tristeza, también formaba parte de aquel rincón de confesiones... Se muere un lugar y sin saberlo se mueren tantas cosas. Cuando se cierra la puerta de un hogar, dentro quedan tantas alegrías y tristezas, tantas anécdotas y aventuras, tantos pensamientos rotos y amores inacabados, tantos cuchicheos y desencuentros entre amigos... ¡si aquel lugar hablase! Llegó el final de una etapa, que visto así parece cualquier cosa, pero cuando me paro a pensar me llega a la cabeza el olor, la luz que desprendía aquel patio canario, donde tantas tardes de infancia viví junto a mi madre, aquella cocina en continuo movimiento, donde los mejores manjares de la mesa canaria tomaban forma con un buen mojo picón o un mojo de cilantro que traspasaba los sentidos, recuerdo el cantar de los pájaros bajo las enormes helechas, también llamadas “de metro”, recuerdo el silbido del Bobi cuando entraba por la puerta y se cuadraba haciendo un saludo militar cual sargento fuera... Son tantas cosas que se quedan tras una puerta... Que simple parece todo y que complicado para el alma y las costumbres de todos. Solo ha pasado un año y ya somos extraños los unos con los otros, pues ya no compartimos las perras de vino o las tertulias tras aquellos grandes ventanales verdes, ya no escuchamos los gritos de cualquier ranillero que entraba dando voces, los critiqueos del gobernante de turno, que hiciera lo que hiciera siempre estaba todo mal... Se nos quedó media vida en aquella casa, donde parecía que todo estaba bien.
Cuantas angustias y sinsabores ahogo la Parra, fuerte, dura, rompedora de pechos y creadora de falsas alegrías... Se murió el lugar y con el nuestro lugar de encuentro durante tantos años, pues vivieras donde vivieras o los años que hubieran pasado, siempre estaba aquel lugar para el reencuentro y el recuerdo de nuestra propia existencia... Aquel lugar se llamaba “LA CASA ANTIGUA” donde todos, mis siete hermanos junto con mi madre aprendimos que la vida es un regalo de Dios, pero que hay que cuidarla y trabajarla, como ella hizo. Nos enseño que no siempre tenemos la razón, pero que la dignidad era nuestra y si la perdíamos, perdíamos un trozo de nuestro propio Ser... Y pasarán mil años, me haré viejito, pero recordaré siempre en mi corazón aquel lugar de mi infancia y de mi juventud... Cerrar un lugar es fácil, lo difícil es superar la ruptura con lo cotidiano, lo conocido, lo acostumbrado, lo vivido en definitiva, parte de mi... Ahora ya no hay remedio, nos seguiremos viendo todos por cualquier otro rincón del Puerto de la Cruz, pero los lugares, los lugares con sabor se van y los sustituyen edificios fríos y sin sentido o locales modernos sin esencia ni tradición, donde solo se busca el consumismo y el lucir de los cuerpos, dejando a un lado las historias de cada día, pues quizás en estos momentos que vivimos, a nadie le interesa lo que el otro este viviendo en ese instante...
Quizás en este preciso momento otra puerta se este cerrando con tantos años de tradición, en mi pueblo o en otro... Quizás en otros lugares, mueren los recuerdos del alma, como mueren los míos... TRAS UNA PUERTA CERRADA, MIL HISTORIAS QUEDAN SIN TERMINAR SUUUUUUUUUUUUUUUUUU.... SILENCIO, AHORA SOLO QUEDA, LA SOLEDAD DEL LUGAR...

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