lunes, 19 de octubre de 2009

UN NORTEÑO,

ANÉCDOTAS FUTBOLERAS

ARTÍCULO DE: Evaristo Fuentes

En la temporada 1956-1957, al final del campeonato provincial de Primera Regional, se jugaba la Liguilla Interregional, entre los tres mejores de las dos provincias canarias. El Orotava quedo fuera, en cuarta posición, pero movió y removió Roma con Santiago y Santa Cruz con Las Palmas, por ver si conseguía entrar también en la referida Liguilla. Hay un cruce de cartas (fechadas todas en marzo de 1957) en que la UD Orotava encontró apoyo en la UD Las Palmas, pues sufilial, el Deportivo San José, había quedado cuarto en su provincia.

La Federación Tinerfeña en principio anduvo dubitativa ante las presiones del Orotava, pero finalmente no accedió a tal petición alegando falta de fechas. En consecuencia, el presidente del Orotava redacta una carta en que comunica a la Federación Tinerfeña de Fútbol su dimisión: "por haber perdido la confianza que en ella tenía depositada". Ahora, en 2009,

Cincuenta y dos años más tarde, repasado fríamente el asunto, habrá que convenir en que no era lógico pedir a posteriori un cambio en las normas de clasificación de una competición oficial. Definitivamente, la UD Orotava no jugó aquella Liguilla Interregional.

Otra anécdota: El domingo 21 enero 1973, el Orotava empató en casa 1-1 un partido de liga contra el Puerto Cruz, que mereció la victoria. Pero los portuenses habían alineado un jugador sin los papeles en regla. El Orotava lo denunció a la Federación, que dio por perdido el partido al Puerto Cruz y además le restó tres puntos. El sábado siguiente jugó el Orotava en Santa Cruz, en la cancha del Heliodoro, contra el histórico Real Unión de Tenerife. En un gran ambiente, apoyado por su numerosa afición que se desplazó a la capital, ganaron los de la Villa 0-1.
Pero, de repente, dos aficionados portuenses despliegan y pasean por el estadio una pancarta en la que, motivados por la antedicha sanción, se leía textualmente: "La Ciudad Turística y el Real Unión unidos por primera vez contra el Orotava". ¡Pues qué bien!No asisto a los estadios de fútbol desde aquellos años, salvo en puntuales ocasiones, como alguna final del Trofeo Teide. Sin embargo, cuando viajo suelo ir al partido que toque. Esta vez fue en el coqueto estadio Anoeta, que tiene forma de concha, con una capacidad para treinta mil espectadores. Coincidí con un amigo que, en consonancia con su ecologismo rampante de pura cepa, lleva siempre cámara fotográfica en ristre. Fue un partido de fútbol sin ningún aliciente: Real Sociedad-Huesca, liga de Segunda División. El Huesca estuvo superior, espoleado por un pequeño grupito muy ruidoso de oscenses, pero ganó la Real 2-0. Llegué al estadio al descanso, y un simpático y servicial empleado, después de algunos titubeos, me dejó entrar gratis. Luego se pasó en cortesía, me impidió con energía que le diera propina y me indicó el asiento que debía tomar respetando el de los abonados.Anécdotas futboleras hay muchas más. Por hoy es suficiente.

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