jueves, 24 de diciembre de 2009

R. DE UN PORTUENSE,

LA CASA IRIARTE Y LA PLACA ERRÓNEA
ARTÍCULO DE: Melecio Hernández Pérez

EL PRIMITIVO INMUEBLE

Lo primero que hay que aclarar es que la auténtica casa Iriarte es la que ocupa la parte trasera del inmueble que da a la calles de San Juan e Iriarte. Así que la casa primitiva es la que hace esquina a las antiguas calles de la Oposición y Venus, hoy Agustín de Betancourt e Iriarte, respectivamente; por tanto, donde nacieron y vivieron los Iriarte y de ahí su valor histórico y patrimonial. Posteriormente fue ampliada, y en ella vivió Antonia de Iriarte y Cisneros (1711-1846) que casó con Juan Antonio García-Cocho y de Carrión, de ahí que la calzada se denominara de Concho por deformación del apellido. El edificio data de mediados del siglo XVIII. Consta de dos plantas y en la esquina luce una tercera planta, donde estuvo instalado el granero; patio rectangular, galería y otras dependencias. Un disminuido Museo Histórico Naval tiene entrada por la calle Agustín de Betancourt. Precisamente allí, en la pared lateral del sur se encuentra adosada la placa que acredita el nacimiento de los ilustres hijos de esta familia del Puerto de la Cruz, no exenta de error, por cuanto pone como hermanos tanto al tío Juan de Iriarte y Cisneros como a sus sobrinos Bernardo, Domingo y Tomás de Iriarte y Nieves Ravelo (1750-1791). Así que el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz debe subsanar este lamentable error que persiste desde su instalación a raíz de la celebración del bicentenario del nacimiento del célebre fabulista.

CARACTERÍSTICAS DE LA CASA IRIARTE

La Casa Iriarte que da a la calle de San Juan esquina Iriarte, está ubicada en el casco histórico y forma en su conjunto urbano uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad por cuanto representa para la historia local. En este sector varios edificios de su estilo fueron derribados en aras del desarrollismo salvaje a partir de los años cincuenta. Solamente le acompañan en su pervivencia la actual casona ocupada por los Hermanos de la Cruz Blanca, antiguamente casa de la familia británica Reid y donde también estuvo el colegio de las monjas, y enfrente el Palacio de Ventoso, que hasta hace unos años fue residencia y colegio de los Padres Agustinos, todo esto con la antesala de la linda plaza Concejil y la cercana Casa Reimers, tan cargada de historia.
La casa Iriarte es de finales del siglo XVIII, y su construcción fue adosada a la primitiva, o sea a la anterior que he mencionado al principio, y construida por la burguesía comercial local asentada entonces en el Puerto de la Cruz. Indiscutiblemente sigue la estructura de las casas isleñas de esa época y tiene el mérito de ser una de las construcciones más representativas de la Ilustración. Es una verdadera joya, pero no fue el techo que albergó a la familia Iriarte. De bella arquitectura tradicional canaria posee dos balcones, uno por cada calle. Edificio de dos plantas que en la esquina por la calle Iriarte y de San Juan se levanta una tercera planta, que perteneció al antiguo granero. El patio es de corte rectangular con galerías, donde está presente la tea añosa. Consta de 8 puertas, 11 ventanas y 4 ventanillos. Toda esta distribución guarda armonía con el zaguán. Esta casa fue propiedad y vivienda de la familia Arroyo y después establecimiento hotelero con categoría de residencia y en los años 1970 estuvo cerrada y en venta. Por aquella década el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz tuvo opción de compra por ocho millones de pesetas, pero pareció cara o no supieron aprovechar la ocasión. Hoy es de propiedad privada y alberga un centro de artesanía.

El Plan de Choque Turístico ha remozado su fachada y, excepto un cable de Telefónica que cruza vergonzosamente por todo el frente de la fachada principal, por lo demás muy bien.

LA IMPORTANCIA DE LA CASA

Primero porque a una casa de su estilo hay que añadir las circunstancias históricas que en ella concurren y por añadidura Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Sitio Histórico, pertenece al mermado patrimonio del Puerto de la Cruz. La casa por sí misma y como ejemplo de arquitectura doméstica ya merecía esta distinción. Sin embargo se debe en principio, al fundador de la dinastía Iriarte, Juan de Iriarte y Echevarría, procedente de Oñate-Guipuzcoa que llegó a finales del XVII al Puerto de la Cruz destinado al Castillo de San Felipe como alférez, formó familia y se quedó aquí. De esa rama descienden Juan de Iriarte y Cisneros, “El Gramático”y sus tres sobrinos más sobresalientes, Bernardo “El Político”, Domingo “El Diplomático” y el más famoso Tomás “El fabulista”.

EL DESTINO

Indudablemente un museo de la familia Iriarte, ya que fueron figuras dentro del ámbito nacional y aún fuera de nuestras fronteras, fundamentalmente Tomás “El Fabulista”, pues los turistas no viven sólo de sol y playa, y además, es preciso dar a conocer estos insignes personajes como portuenses y como oferta cultural y de gran atractivo turístico. Pero así somos aquí, todavía después de más de 250 años de su nacimiento a esta reconocida figura todavía no se le ha erigido ni siquiera un busto, una calle y va bien. En todo esto, aparte del ayuntamiento local, debe mojarse el Gobierno de Canarias y el Cabildo Insular de Tenerife, entre otras instituciones.
Esperemos que algún día podamos ver cancelada esta deuda, mejor con un conjunto escultórico a los Iriarte en una de nuestras plazas públicas.
A modo de carta a los Reyes Magos me atrevo a pedir a SSMM el cambio de la placa equivocada, el museo exclusivo dedicado a la familia Iriarte y la erección del monumento a la familia Iriarte presidido por el fabulista. ¿Mucho pedir? Todo depende de la crisis con que se mire.

No hay comentarios: