miércoles, 30 de diciembre de 2009

TAORO,

LOS SANTOS INOCENTES DE NUESTROS DÍAS

ARTÍCULO DE: Sacramento Domínguez.

Al mediodía de ayer, Día de los Santos Inocentes, medio centenar de personas se manifestaron en contra del aborto delante de la Clínica Tara de Tacoronte.

Los manifestantes portaban pancartas en las que se podía leer la defensa a la vida y el rechazo al aborto, junto a globos rojos con forma de corazón en símbolo del amor que se debe sentir hacia cualquier ser humano, aunque éste no haya nacido todavía.
Había una discreta vigilancia de una pareja de la Guardia Civil frente a la fachada del edificio y en el patio interior del recinto una trabajadora del centro con bata verde, gorro y guantes de látex en sus manos hizo un desacertado cometario, con actitud provocadora, refiriéndose a ellos como: “Son los mismos de siempre. En vez de manifestarse en contra del hambre en el mundo, vienen aquí. Estos son los mismos que vienen aquí cuando lo han necesitado (¿?), que yo los conozco. Estoy acostumbrada” Lo que sí deja claro es su falta de respeto por la vida y por los niños no nacidos.

A continuación los manifestantes rezaron el Santo Rosario por todas las criaturas a las que se les ha negado su derecho a vivir y, a su término, corearon frases en contra de nuestros políticos, tanto socialistas como populares por su falta de sensibilidad permitiendo este tipo de atentados.

Como colofón, y por si fuera poco, pasó por allí una chica joven que alardeaba de haber abortado dos veces y que por eso no pasaba nada, a lo que una manifestante no pudo dejar de contestarle que entonces era una asesina.

Sobre la una de la tarde, el grupo se disolvió pacíficamente satisfecho por el número de asistentes, habida cuenta del día y la hora que era.

Resulta lamentable ver como la sociedad se va insensibilizando ante este tipo de atentado contra la vida. Empezamos a considerar como normal estas situaciones aberrantes, que nunca podrán llegar a serlo a pesar de las imposiciones legales.

En este país se protege más la vida de un toro, o de cualquier otro animal, antes que la de un ser nonato. Partiendo de la premisa de la ministra Aído de que un ser engendrado, en el vientre de su madre, no es considerado un ser humano porque los científicos no han definido en qué momento lo es. ¡No nos queda nada todavía por ver, por desgracia, en esta sociedad cada vez más carente de valores!


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