sábado, 16 de enero de 2010

ARCHIPIÉLAGO GULAG,

CIUDADES CONDENADAS A MORIR; LA NUESTRA NO

ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez

No quiero para mi ciudad lo que le pasó a la ciudad de Gary, construida en 1906 y hoy convertida en una ciudad fantasma. Fue construida por la United Steel Corporation, con vistas al lago Michigan. Más de doscientas mil almas fueron libres allí. Hoy, tristemente, su proceso de putrefacción es observado por millones de curiosos.

Las ciudades fantasmas están repartidas por todo el mundo. En todos los continentes.

En el pasado albergaron vida, pero el devenir del tiempo las dejó morir. El hombre no pudo consolidar su presencia en ellas.

El fracaso del hombre las condujo a la ruina, a la soledad, a la muerte.

Yo no quiero eso para mi ciudad.

Zhan Zhi, en Taiwán, produce escalofríos. Fue creada para convertirse en un sitio turístico de gran prestigio. Hoy no tiene vida.

Pripyat, en Ucrania, sufrió la devastación tras la tragedia de Chernobyl. Otras tragedias amenazan a muchas ciudades.

Está Craco, la ciudad fantasma de Italia, que por lo menos le sirvió a Mel Gibson como escenario para rodar “La Pasión de Cristo”.

Oradour-Sur-Glane, en Francia, masacrada en la segunda guerra mundial. ¿Cuántas ciudades viven condenadas a tener que respirar en un atmósfera guerracivilista?

Agdam, en Azerbaijan, que llegó a tener una población superior a los 150 mil habitantes.

¿Y cuántas hay que permanecen en el anonimato?

Pero también se puede ser una ciudad fantasma y sin embargo no tener certificada su defunción.
Yo no quiero que eso le ocurra a mi ciudad. Por eso ansío un cambio real, ambicioso, ilusionante. Un cambio capaz de unir a los mejores, enterrando para siempre las ambiciones de los mediocres y la predicación de los fracasados.

Hace poco más de cinco años que algunos científicos se han puesto a pensar cómo sería el mundo sin la presencia del ser humano.

El hombre destruye, pero también es capaz del milagro de la creación.

En esa serie de estudios, que ahora han visto la luz en un documental que se emite por Canal de Historia, queda de manifiesto que el mundo estaría abocado a la destrucción sin la presencia del hombre.

Y es el hombre el que puede trabajar para garantizar que mi ciudad no deje de tener futuro. Un futuro brillante. Pero no todos los hombres están llamados para hacer un trabajo arduo y complicado. Hay siglas políticas abonadas al fracaso.

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