miércoles, 27 de enero de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

REBELIÓN ABORDO Y TIBURONES AL ACECHO

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Hubo una época gloriosa, exceptuando aquellas limitaciones, que si las menciono tal vez enlutarían la esencia de los espontáneos argumentos que emiten mis palabras, para recordarla con nostalgia. Aún la veo con la inocencia de entonces, de escasa madures... Hechos derivados de mi escasa edad, ya que las pupilas de mis fantasías, sólo atisbaban.

Proyectada ante mí, la bella imagen de lo joven, de lo tierno...

Todo era de un atractivo conmensurable. El alma se llenaba de esas cosas que encantan e invitan a soñar. El Puerto de la Cruz, para los de aquella edad era el lugar obligado donde irían a encontrarse gentes de todos los lugares de la isla de Tenerife. Siempre hubo una razón para visitarnos. Nadie ha olvidado aquellos célebres Carnavales, del Puerto de la Cruz, donde se daban cita, sin distinción de clases sociales todo quisque y se derrochaba tanta alegría y entusiasmos y tanta sencillez, que serán irrepetibles. La sencillez de la careta y la sábana, fue el preludio de los famosos "mundialmente" Carnavales actuales. Aquellas fiestas en honor del Gran Poder de Dios y Nuestra Señora La Virgen del Carmen, con todo lujo de devoción popular y fervor cristiano, conmovían... Dieron la talla, en distintas fechas, también: competiciones deportivas, exposiciones y concursos, festivales nacionales de cine, festivales de la canción, moda, teatro, zarzuela, etc., hallaban en nuestro pueblo marinero, el lugar ideal para sus celebraciones. Su idiosincrasia acompañaba en esos eventos religiosos, lúdicos y culturales. Pero remontándonos aún más, cuando no hubo tantos "refinamientos" ni esquemas tan exigentes, en el lugar señalado la vida transcurría más sumisa dentro del terreno político y social del momento aquel harto superado. La sociedad estaba dividida entre ricos y pobres, entre necios y listos... Hubo entonces parcelas acotadas y prohibitivas, donde sólo estaba permitido la permanencia en las mismas a gentes determinadas. Hablo de la década de los cuarenta, viviendo el pos guerra civil española, episodio lamentable de nuestra historia y hasta vergonzante. Contienda triste donde murió tanto inocente, para los que estaban bien vivieran mejor y los pobres siguieran siéndolo y aún más pobres.

En ese ambiente, cada cual iba por su lado, la clase media y los más pobres, habituados al "relativo" conformismo, con soberano orgullo, sin hacerse notar llegaron a fusionarse el ámbito cotidiano, a excepción de algunos reminiscentes nostálgicos y rencorosos...

Con todo ello y nuestra natural forma de ver la vida y aceptarla como era, nació en nuestra sociedad un nuevo sentimiento cívico que nos ha permitido, aún hasta hoy, andar juntos (¿?) y luchar por lo nuestro con las únicas armas de que disponemos: la razón y el entendimiento, más el concepto de la Justicia.

Sin embargo, la ambición de algunos, divididos en bandos diferentes, ha deteriorado el panorama cívico, en vez de fortalecerlo, con sus intransigencias obstruccionistas.

No hay comentarios: