miércoles, 10 de febrero de 2010

ANGELOS,

“Piensa el ladrón…”

ARTÍCULO DE: Ciudadanos por la Constitución

Hay acusaciones que resultan especialmente llamativas. Tanto que entran dentro del sarcasmo más sangrante. Otra muestra más del ilimitado cinismo del que hacen gala los progres. Mejores agitadores y conspiradores que gobernantes, como la Historia nos muestra.

Ahora hablan de “conspiración” para tapar los efectos de la concienzuda destrucción de la Nación. Llevan gobernando (mal y lo saben) desde hace seis años. Veinte de los últimos treinta han sido padecidos estoicamente por este sufrido país que traga con todo. Pero ellos nunca tienen culpa de nada… y por supuesto, son unas Hermanitas de la Caridad que jamás conspiran contra un gobierno que no sea de su color.

No, ellos no conspiraron en el otoño de 1934 contra un gobierno democráticamente elegido. Tampoco llamaban a la “guerra civil” en la primavera trágica de 1936, tras ganar dudosamente unas elecciones muy irregulares, con gobernadores civiles “desaparecidos” y muertos acudiendo a votar misteriosamente. Sucesos paranormales sin duda. Tan paranormal como que estuviesen gobernando (es un decir) y preparando al mismo tiempo un autogolpe para acometer su revolución. Franco se adelantó. Y perdieron porque siguieron conspirando e intrigando, llenando checas y dando paseos sin retorno.

Pasaron muchos años. Tuvieron bastante paciencia, pero estaban decididos a ganar la guerra civil, mejor cuando Franco ya no estuviera. Llegó la Transición y agitaron el fantasma del partido comunista para revitalizar un socialismo de museo. Hablaron con los que mandaban para que les apoyasen, no fuera que viniese el “fanatismo” del comunismo cuando los demócratas de toda la vida eran ellos. Y el Poder de entonces lo consintió como forma de arrinconar a los chicos del carnicero de Paracuellos. Hubo unas elecciones constituyentes y luego otras más, siempre con el marchamo a cuestas de morigeración y socialdemocracia. Hasta abjuraron, sólo simbólicamente, de sus fuentes marxistas. Y engañaron a casi todos mientras realizaban una oposición salvaje a Suárez, igualita que la de ahora, con moción de censura incluida. Un político que hacía honor a su apellido le llamó “tahúr del Mississippi”. Los de la serpiente, también de izquierda, mataban a dos personas de media a la semana. Al final dimitió Suárez, en medio de un golpe de estado y se manifestó la “neumonía atípica” de la que se culpó al aceite de colza adulterado. Todo se les allanaba como en autovía. Sucesos paranormales, pura casualidad, concatenación de hechos sin relación alguna. Sin conspirar, por supuesto.

Llegaron al Poder. Los ingenuos pensaron que lo paranormal se había acabado. Era una época de grandes expectativas. De esperanza. Falso. Entonces se destapó el tarro de las esencias. Se expropió Rumasa, aparecieron los gal, los medios de manipulación desafectos fueron cercados hasta culminar en el vergonzoso “antenicidio”, sin olvidar las escuchas ilegales del CESID o la irrupción del deshonroso “pelotazo” en la vida económica. Se intervino Banesto por cuestiones políticas porque no se hacía en esa entidad nada especial que no se haya hecho, esté haciendo o se haga en las demás de su sector siempre que no se asomen a la política. Las cajas asumieron el papel de nuevos cortijos de los políticos, versión autonómica. El Poder judicial fue politizado para que no fuera obstáculo. La enseñanza también fue domesticada. Los 800.000 puestos de trabajo prometidos en 1982 se convirtieron, otra expresión de lo paranormal, en la mayor tasa de desempleo de la historia española. Si no se hubieran ido en 1996, los jubilados hubieran tenido difícil cobrar su pensión. Todo eso sin la menor conspiración. Faltaría más.
Ellos pueden acusar de conspiración. Hablaron con los de la serpiente cuando estaban en la oposición y en el Pacto por las Libertades y contra el terrorismo. Visitaron al enemigo cuando este ocupó el islote de Perejil. Aprovecharon al máximo cada suceso para laminar a un gobierno “democráticamente elegido”, como con el tristemente célebre Prestige y el aún más “no a la guerra”, cuando los soldados españoles fueron una vez que ya había sido derrocado el tirano iraquí. No quisieron recordar que durante la primera guerra del Golfo sí que estuvieron militares de reemplazo. Ahora callan con Afganistán, pero claro, debe de ser por lo de la “conspiración”.

Y no sabemos quien concibió lo sucedido en los atentados del 11 de marzo de 2004 pero se han puesto trabas a la investigación. Sus medios han demonizado cualquier línea que se saliese de la versión que les llevó al Poder nuevamente. No estamos cualificados para hablar de “conspiración”, porque los progres son los únicos que pueden hablar de lo humano y de lo divino. Denuncian que la prensa extranjera acosa al gobierno español y que lo patriótico es “defenderlo”.
Pues miren, lo patriótico es defender España. Lo normal es que la defensa de España estuviese protagonizada por su gobierno, pero esto ha dejado de ser “normal” hace mucho. Como normal sería que se fueran a su casa si tuviesen un mínimo del patriotismo al que apelan. El mismo que no han tenido permitiendo que la Nación se descosa por todos lados. El mismo que no tienen tolerando que un español sea sancionado por expresarse en su lengua, por poner un ejemplo. Ahora se molestan porque no están acostumbrados a que la prensa señale sus carencias. Les entra un brote paranoico y ven “conspiraciones” por doquier, cosa extraña para quien no sabe nada de ellas, en su cándida inocencia.

Déjense de conspiraciones, váyanse a su casa y devuelvan a los ciudadanos lo que queda de país. Que se pueda salvar la dignidad al menos.

No hay comentarios: