jueves, 4 de febrero de 2010

ARCHIPIÉLAGO GULAG,

¡NO ME PEGUES, PUEBLO!

ARTÍCULO DE: Lorenzo de Ara Rodríguez

Perdón. Humildemente pido perdón. Solicito formalmente el perdón. A mí el Carnaval no me gusta. ¿Merezco vivir? Ojalá sí. Pero el Carnaval me aburre. Me cabrea que se tenga que destinar algún dinero para potenciar la fiesta. Todas las fiestas. Mientras las fiestas se mantienen, la cultura se entierra, se aparta. Calles sin aliento. ¿Cultura? ¡Hable en cristiano, decía el viejo!

Llega el Carnaval para satisfacción del concejal de turno. Los valientes bajan a la arena y dicen no. Este año no. No hay dinero para trajes, para pinturas, para plumas y más plumas. Lo pide el valiente: que el Carnaval regrese a la calle y se haga en la calle, que muera en la calle. Humilde, transparente, cercano.

Hay un concejal valiente. Los otros concejales son cobardes, quebradizos, pusilánimes. Prefieren el entreguismo. ¡No me pegues, pueblo!

El Carnaval, al fin y al cabo, sólo es arena, circo, pan. Mucho pan. Los romanos lo inventaron casi todo en el arte de contentar al pueblo. Nerón quemó Roma. Herodes mató niños. Calígula hizo las delicias de un caballo. Pilatos se lavó las manos.

El Carnaval se mantiene vivo porque los pilatos abundan.

La cultura muere, incluso en el pueblo sin cultura. La demagogia es tan apremiante. ¿Cultura? ¿Y las elecciones? ¡No me pegues, pueblo!

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