miércoles, 10 de junio de 2009

UN NORTEÑO,

VALLE DE LÁGRIMAS, BENEDETTI. JULIO DEL 94

ARTÍCULO DE: Evaristo Fuentes

Viernes 22 de julio de 1994. Por la mañana voy en mi coche para el Sur; llego a las doce al Centro Cultural de Adeje. ¡Ya quisieran La Orotava, el Puerto o Los Realejos tener uno igual! A la una del mediodía hay una conferencia extraordinaria a cargo de Jorge Edwards, embajador de Chile en la UNESCO. Juan Cruz es uno de los que ha hecho posible traer la calidad de éste y otros conferenciantes. Luego, me desplazo al Médano y me doy un baño con mi ‘prima Angélica’ (nombre ficticio tomado de una película de Saura) con quien me arrullaba y columpiaba de niño y adolescente en la hamaca, ‘arrulladero’ o columpio del abuelo. Almuerzo. Por la tarde regreso a Adeje. Oigo el recital poético de Mario Benedetti. Me hago una foto junto a él; la tengo colgada en lugar preferente de mi despacho. Benedetti falleció en Montevideo, hace unos días, el 17 de mayo. Había nacido en Paso de Los Toros, Uruguay, en 1920, un 14 de septiembre.

Coincidente, qué cosas, con la Fiesta del Cristo de La Laguna. Tengo en mi coche como algo especial la cinta que en 1985 grabó Serrat con poemas de Benedetti: ‘El sur también existe’.

Contraste: el día 19 de julio de 1994 vemos por TVE que los ‘Tres

Tenores’ (Plácido, Pavarotti y Carreras) actúan en Los Ángeles 94. Son unos peseteros. Quince años después, Pavarotti ya falleció, Carreras hace proselitismo encasillado a nivel mundial a cuenta de su leucemia, y Plácido ha devenido en menos plácido domingo y más jodido lunes. Está más visto y oído que el ‘Lalalá’ de Massiel.

Hace una decena de años mi esposa y yo pasamos unos días de asueto en Madrid, en una casa de un familiar, barrio de Prosperidad, cerca de López de Hoyos y del arranque de la autopista de Barajas. Voy a un hipermercado y me encuentro sorprendentemente, en un recoveco de estanterías, con un convaleciente Mario Benedetti. Me presento, “rendido a sus plantas” cual si él fuera la Virgen Auxiliadora. Y le digo que soy de Tenerife, donde oí su recital poético. Él me responde entre circunspecto, sorprendido y laso: ¡Ah, sí, en Tenerife!...

En uno de sus libritos, ‘El porvenir de mi pasado’, que lo compré una hora antes de oír a Vicente Verdú en Cajacanarias de Santa Cruz (lunes 17 noviembre 2003), leo algunos de sus oníricos diálogos: Hay un diálogo entre dos huellas en los archivos policiales. Llega una huella nueva, y la huella vieja más cercana le dice:

“Qué suerte que viniste, la soledad ya me resultaba insoportable. ¿De qué pulgar venís?” Y la huella recién llegada le responde: “De la mano de un periodista…”

Y otro diálogo aún más ingenioso, entre dos mocosos, dos niños con mucha imaginación:

Niño A: “¿Qué vas a ser de mayor, futbolista?” Niño B: “No, ingeniero como mi viejo, ¿y vos?”. Niño A: “Deshonesto”. Niño B: “¿Como tu viejo?”. Niño A: “Sí, pero un poco más profesional”.
Espero que, estas líneas, sea del agrado de todos y todas, a provecho esta ocasión para trasmitirles que, tienen una nueva cita, aquí en el Periódico Digital del Valle "LA VERA PASO A PASO".

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