lunes, 4 de enero de 2010

DESDE TELDE,

SEGUIR UNA ESTRELLA

ARTÍCULO DE: Luis Pérez Aguado

No cabe duda de que aquellos tres viejetes de Arabia, no eran tan viejetes. Yo supongo que tenían unos cuantos años. Pero espíritu joven, vaya si lo tenían. Menuda excursión en la que se metieron y sólo porque habían visto una estrella rara en el cielo oriental…

Audaces, decididos, con una idea delante cristalizada en un tenue resplandor plateado. Y eso es todo, junto, claro está, con una voz interior que les debió decir algo, solamente algo. El resto… su decisión, una meta, una búsqueda desconocida… Y un preguntar a tiempo poniéndose en manos orientadoras…

Esto es, seguir una estrella, con todos los riesgos que ello implica. Y la tenemos que seguir cuando la vista está aún clara, la salud permite la caminata y el corazón late con entusiasmo, con ganas de amar a un Niñito aún desconocido… a una Humanidad llena de lacras, heridas y en vías de recuperación. Es decir, cuando todavía podemos. Seguir nuestra estrella, cada uno la suya, para formar un cielo nuevo... una tierra nueva, un mundo mejor.

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