ARTÍCULO DE: Lorenzo Soriano
El Museo Canario se ha visto obligado a poner en la calle mediante un ERE a 14 de sus 18 trabajadores y al cierre de sus servicios de hemeroteca, biblioteca y archivo, los fondos más completos de Canarias. La estocada que ha puesto a la institución en tal trance es la reducción de unos miserables 220.000 euros en las subvenciones que venía recibiendo del gobierno autonómico, el cabildo grancanario y el ayuntamiento de Las Palmas (ahora con ínfulas de "capital cultural europea"), ya de por sí extremadamente insuficientes. Todo ello, mientras miles de millones de euros vuelan cada año en subvenciones a empresas privadas y sociedades anónimas deportivas, o se despilfarran en fastos electoralistas. Por no hablar de sueldos y enchufes de políticos y altos cargos.
El Museo Canario fue fundado en 1879 por un pequeño sector de la burguesía más progresista de Las Palmas, liderado por Gregorio Chil y Naranjo, médico formado en el extranjero con afición a los estudios históricos y antropológicos. Su intención era " crear un Museo, donde, en sus correspondientes secciones, se coleccionen y expongan al público objetos de ciencias naturales, arqueológicas y de artes; y una Biblioteca en la cual se reúnan y conserven todas las obras de literatura antigua y moderna; prestando, en uno y otro caso, atención preferente a todo lo que se relacione con la provincia y muy especialmente con esta isla de Gran Canaria".
Desde sus orígenes, El Museo contó con la feroz oposición de los sectores más reaccionarios y españolistas y, especialmente, de la Iglesia Católica. A pesar de ello, pronto se convirtió en referente cultural de Las Palmas, que entraba en un proceso de expansión económica gracias al desarrollo portuario. Los contactos que con instituciones culturales y con científicos de Francia tenían algunos de sus principales fundadores, hacen que las colecciones y el propio Museo sean conocidos en el ámbito internacional, convirtiéndose en objeto de estudio por parte de prestigiosos investigadores. El caso más conocido es el de René Verneau, antropólogo francés, que estudió y catalogó las colecciones antropológicas existentes en El Museo.
La veterana institución custodia los restos arqueológicos que se descubren en Gran Canaria, también la biblioteca histórica de la ciudad, y posee la biblioteca de temas canarios más importantes del mundo. Sus salas de lecturas venían recibiendo hasta ahora 5.000 visitas anuales de investigadores, estudiantes, profesores y ciudadanos interesados en nuestra historia. Además, más de 30.000 escolares y turistas visitan cada año las salas del museo. A lo largo de muchos años, pocos han sido los investigadores canarios que no han bebido de las fuentes de El Museo Canario.
El atentado contra nuestra identidad cultural que supone descapitalizar El Museo Canario, se une a otras canalladas: desde el absoluto abandono de nuestro patrimonio arqueológico y cultural (con yacimientos precoloniales que "estorban" los pelotazos urbanísticos), a la eliminación de la Historia de Canarias como asignatura del bachillerato (y eso que sólo era optativa en 1º).
Políticos desvergonzados, profesionales del chanchullo y obtusos servidores de los intereses de los capitalistas, desde Paulino Rivero a Jerónimo Saavedra, pasando por José Miguel Pérez o Román Rodríguez, se retratan así como verdaderos traidores y enemigos del pueblo canario.
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