martes, 2 de marzo de 2010

ART. DE UN PORTUENSE,

VOCES DEL CAMINO

ARTÍCULO DE: Celestino González Herreros

Casi generalizando, tengo la intuición de no estar equivocado, al entender a grosso modo, aparte del tiempo perdido, la caótica situación en que vivimos, aunque muchas veces quisiéramos ignorarlo. Es justo y digno, reconocer, del empresariado y los trabajadores, el valor y la “sabiduría” de saber resistir el fuerte temporal que hemos sufrido en los últimos tiempos y en nuestras débiles economías... Con tantos “bandazos” dados y empujones recibidos en mares encrespadas como las nuestras.

Rodeados por todas partes, como islas indefensas que tienen que resistirse a tantos golpes del infortunio que no nos doblegan, a pesar de la furia con qué arremeten, las empresas, tanto mayores como medianas y pequeñas, muchas de ellas, han tenido que cerrar sus puertas, cesando, así, la actividad laboral que incrementa los alarmantes índices de paro en Canarias; precisamente, por nuestra indefensión, peculiaridades y, obviamente, por nuestras difíciles condiciones en ese aislamiento y la competitividad que sufrimos en todos los niveles económicos y sociales, que son archí conocidos..

A veces, parece como si quisiera estabilizarse la situación, pero sólo son amagos ilusorios que engañosamente quieren devolvernos la tranquilidad a la clase empresarial y obrera, que, como ya he dicho, no pierden las esperanzas de ver sus sacrificios compensados, siquiera, con el fruto merecido; y podamos celebrarlo de alguna manera. Mientras tanto, impera la desesperación viendo pasar el tiempo, teniendo que satisfacer las cargas municipales y hasta el embargo... y sin expectativas de logros realmente alentadores. Esas lucecitas que nos parecen ver en el movedizo espacio de la contemplación esperanzada, son efectos del espejismo social en que vivimos. Nos consuela creer que vamos a mejorar en breve tiempo, no sólo por lo que se nos dice desde las altas esferas políticas, sino que nuestra fiebre elevadísima del deseo, nos da con su implacable calor, las extrañas fuerzas que necesitamos para poder equilibrar la paciencia. Mientras esperamos, y entre tanto, continuamos esforzándonos, sin perder los ánimos. Mas, insistimos, que a cambio, ellos, Gobierno y Oposición, también se esfuercen, como gobernantes que son de los destinos de nuestros sufridos pueblos, en aras de la paz económica y social, como nos han prometido siempre, antes de celebrarse los obligados comicios electorales. Que no deleguen en otros sus verdaderas obligaciones, que las asuman, y que escuchen con sensibilidad nuestras justas pretensiones: vivir mejor y que el precio no sea tan alto. A la Oposición, que dejen trabajar y ayuden con optimismo, que a todos les llega su hora. Que la espera no sea tan rencorosa, que sea más elástica y distendida. Todos somos los mejores si sabemos demostrarlo, que caminando este azaroso camino se aprende a andar.

Desde las altas esferas políticas, ni quieren reconocer sus errores, debido a los cálculos hechos, de la mejor y buena fe, se supone; las cuentas salieron fallidas, pero no se disculpan. Solo estudian nuevas formulas, proyectos a corto, medio y largo plazo, calculando posibles avances en nuestra economía y a esperar por donde resuelle todo esto. Ello depende del precio del petróleo, sí señor. Más, el Gobierno Central español debe no olvidar que somos islas sin recursos, sin materias primas, que llevamos muchos años aislados, por no decir abandonados. “Ojos que no ven corazón que no siente” Que sólo vivimos del Turismo y nuestras divisas (¿?) les han dado mucho. Si quieren seguir recibiéndolas hagan por nosotros, por el gran negocio del Turismo en Canarias. No hay pero que valga, es así de claro. A los turistas hay que darle alojamientos adecuados, infraestructuras aceptables, servicios exigibles y comidas apropiadas. ¿A dónde vamos a buscar los medios? A ver si nos quedamos también sin la única fuente de “salvación” que nos queda. Hace muchos años no había la crisis de hoy y muy poco se hizo, perdieron mucho tiempo, luego vendrán las lamentaciones. Si antes daban casi nada, ¿qué podemos esperar hoy, cuando se agudice el fantasmagórico virus de esa crisis contagiosa? Así pues, señores de Madrid, no lo olviden, que no somos tan afortunados...

A todo este panorama nuestro, sumemos el estado convulsivo que existe en la calle, esas voces en el camino, que denotan claros aires de crispación, de inconformidad, de desilusión y hasta de intransigencia, tanto de una parte como de la otra. Mi opinión sincera, por lo que veo, es una notoria falta respeto, educación, afán de colaboración, de participación más equitativa y que se vea en nuestros políticos verdadera preocupación por los destino del pueblo. Que no se estén tirando de las greñas cada día con más saña. Que somos el hazme reír de nuestros vecinos y visitante y mientras no vean más seriedad en nosotros, más tarde vendrás esas ayudas tan necesarias del exterior, seamos, pues, más juiciosos y menos agresivos. Trabajen cada cual en su sitio y dejen trabajar a los demás, a ver si progresamos un poquito... Unas pequeñas dosis de paciencia y buena conducta... Disculpar los errores, aprender de ellos y no volver a cometerlos, eso es todo.

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