CANARIAS-AMERICA,

LIBERALES CANARIOS EN EL CÁDIZ DE LAS CORTES DE DIEGO CORREA, ANTONIO SAVIÑÓN Y MIGUEL CABRAL DE NOROÑA. EDICIÓN Y ESTUDIO CRÍTICO DE MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ. TENERIFE, 2010. EDICIONES IDEA PÁG. WEB: WWW.EDICIONESIDEA.COM

ARTÍCULO DE: Manuel Hernández González

Precedida de un amplio estudio crítico de Manuel Hernández González, en el que se aborda un estudio biográfico y el análisis de las actividades periodísticas del dramaturgo Antonio Saviñón, el clérigo liberal Miguel Cabral de Noroña, director del Duende Político y el militar y periodista, Diego Correa, colaborador asiduo del Duende de los Cafés y del Diario mercantil, se reproduce en el caso del primero su traducción La Roma libre, del segundo su Representación contra la Junta Suprema de Canarias y sus editoriales del Duende Político y del tercero sus artículos de los dos citados órganos de prensa, en el que se registra la evolución política desde la proclamación de la Constitución hasta el absolutismo. Saviñón, que murió en las cárceles absolutistas por sus ideas y la proyección de su obra, Cabral de Noroña, que huyó a Filadelfia por ser objeto de persecución por sus artículos liberales avanzados y Correa, que, sublevado contra el absolutismo fue encarcelado en el presidio de Ceuta, del que fue liberado años después por presiones británicas y tras su exilio en Londres fue uno de los redactores del Español Constitucional. Expresan en sus vidas los cambios y transformaciones de una época como la gaditana en que irrumpe el liberalismo y se pone en cuestión el orden colonial. Cabral que fue denunciado por la Inquisición por un sermón en 1805 en La Laguna en que arremetía contra los conquistadores españoles en Canarias e Indias o Correa, que vivió con aquel varios años en Filadelfia, y que fue uno de los dirigentes del liberalismo exaltado, ejemplifican una sociedad en mutación en la que se ven envueltos en una trayectoria casi novelesca, que hubiera sido imposible en otra época. Saviñón, cuyo hermano introdujo la vacuna en Canarias antes de la expedición, diputado en la Asamblea de Bayona, fue denunciado precisamente por el director de esa expedición, Balmis, furioso absolutista.